Las leyendas de fantasmas o aparecidos que andan penando en este mundo siempre me han causado demasiado terror. Recuerdo que de joven, cuando mis amigas y yo hacíamos nuestras pijamadas, ellas contaban cuentos espantosos que me hacían morirme de miedo.
Para serles sincera yo siempre preferí las historias para niños y por eso estudié para educadora. Después de graduarme, al poco tiempo empecé a trabajar en una guardería de mi ciudad; en donde decían que sucedían cosas extrañas.
Ya no era una chiquilla y a esas historias de fantasmas decidí no tomarles importancia; sin embargo la horripilante experiencia que viviría en ese lugar, me haría cambiar de opinión.
Se decía que en esa guardería antes había existido una escuela. Aseguraban que en el desván del viejo edificio que se usaba de almacén; las cajas volaban, los cajones se abrían solos y las cortinas se agitaban de repente.
Me negaba a creer en esas historias terroríficas que me resultaban descabelladas; pero comencé a pensar diferente cuando un día estando sola en el ático tuve la sensación de que alguien más me acompañaba.
Al sentir esa extraña presencia me llené de miedo y un sudor frío me recorrió por todo el cuerpo. Era cierto lo que la gente contaba y en cuanto pude abandoné aquel tenebroso lugar.
Los días pasaron y varios de los niños me dijeron que por los pasillos de la guardería veían deambular un anciano, eso me desconcertó más; pues allí sólo trabajábamos puras mujeres.
Quise tranquilizarme; pero de nuevo fui testigo de más hechos paranormales. El espíritu seguía dándonos muestra de su presencia pues una mañana mis pequeños y yo vimos una sombra que pasó junto a nosotros dejándonos muy asustados.
Una noche de brujas mi niña comenzó a gritar cuando pasamos cerca del ático. Al preguntarle qué le pasaba me dijo que había visto un viejo muy feo y arrugado que le sangraba su cara.
Sin pensarlo más, la tomé entre mis brazos y corrí como loca con ella hasta la cocina. Tenía que salir de aquel lugar maldito si es que quería salvar a mí pequeña; pero de pronto una mano muy fría me sujetó del brazo impidiéndomelo.
Pensando lo peor voltee aterrorizada y descubrí a un grupo de niños disfrazados de horribles monstruos que sonreían y cuchicheaban. Yo aún muerta de miedo intenté serenarme pues ellos sólo querían tomarse una foto de la noche de Halloween.
Al mirar la fotografía encontramos algo horripilante que nos dejó pasmados. Junto a los niños se veía a un anciano de rostro arrugado y sangriento que sonreía de manera perversa.
Estábamos tan aterrados que decidimos salir de ese lugar; pero las puertas no se abrían y fue cuando me di cuenta que faltaban dos niños, entonces regresé a buscarlos y alcancé a escuchar sus gritos de auxilio que llegaban desde el ático.
Llena de miedo me encaminé al desván y al acercarme escuché sus lamentos acompañados de ruidos extraños. Con un poco de valor empujé bruscamente la puerta y lo que miré me hizo soltar un grito desgarrador.
Allí ya hacían los dos pequeñitos en un charco de sangre, el viejo maldito los había torturado rompiéndole todos sus huesos. Me pareció ver un par de guiñapos de los cuales solo quedaban los rostros de sufrimiento.
Las lágrimas resbalaban por mis mejillas, me sentía tan triste y quería abandonar aquel lugar para tratar de olvidar; pero cuando me disponía a hacerlo noté un mensaje macabro en la pared escrito con sangre que decía: «Necesito a dos almas inocentes para descansar»; no pude más y me desmayé.
La gente cuenta que hace tiempo un conocido coronel en ese lugar fundó una escuela; pero después fue asesinado vilmente. Se dice que también lo enterraron ahí mismo y se cree que desde entonces su espíritu penaba.
Aunque todavía trabajo allí, estoy pensando seriamente en abandonar ese sitio; pues estoy segura que he escuchado las voces de los dos niños muertos y también he mirado sus siluetas.
Muchos dirán que estoy paranoica; quizá es así, pues en mi mente todavía están grabadas las caritas de los pequeños sufriendo y el fantasma del viejo arrugado que los mató. La única verdad, es que ese es un lugar maldito y ya no quiero estar ni un minuto más en la guardería del horror.
Si te gustan las leyendas de fantasmas y te encantaría seguir disfrutando de otros relatos paranormales; te invitamos a que sigas visitando nuestro blog, pues continuaremos publicando más historias que esperamos sean de tu agrado.