
Con el arribo de la cultura española al Nuevo Mundo, surgieron bastantes historias de Nicaragua que pervivieron hasta nuestros días. Es el caso de La Carreta Nagua, un relato estremecedor que según parece, aconteció en Chinandega. Una región costera, que se encuentra ubicada en el occidente de esta nación centroamericana.
La leyenda de la Carretanagua, es una vetusta historia latinoamericana que viene compartiéndose desde hace varios siglos. Forma parte de los cuentos y tradiciones populares, que les relataban los ancianos a las nuevas generaciones. Eso hizo posible que, desafiara al tiempo y no quedara sepultada para siempre en el olvido.
Esta famosa leyenda nicaragüense, retrata hechos que guardan similitud con algunos relatos de otros países centroamericanos. Sucede eso, porque comparten orígenes culturales de la etnia nahua. La presente narración, nos transporta a una época donde predominaba el maltrato. Quizá, ese fue el génesis de la terrorífica historia que enseguida ofreceremos.
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La Carreta Nagua
Nadie esperaba que, con la llegada de unos intrusos la tranquilidad se esfumara. Eso pasó porque hombres extraños desembarcaron en las tierras americanas. Eran personajes ávidos de grandes riquezas, mismas que conseguirían a costa de lo que fuera. Sin importarles que sus anhelos, enterraran cualquier sueño de los pueblos nativos.
Al pisar los conquistadores el suelo americano, la historia tomó rumbos inesperados. Se mezclaron costumbres y tradiciones, pero también fueron acabándose varias civilizaciones. Hubo saqueo y derramamiento de sangre, algo que vejaría a las poblaciones indígenas. Esto sucedió en tiempos coloniales, cuando la tiranía gobernaba con hambre, muerte y esclavitud.
En la América Central, allá por 1523; los aventureros hispanos descubrieron el territorio nicaragüense. Aparte de codicia, traían vehículos y animales que utilizaban en sus expediciones. Usaban carretones traccionados con bueyes, en ellos transportaban productos y mercancías. Los rudimentarios carruajes, servían para otros fines más oscuros que revelaremos a continuación.
Por aquel entonces, solían oírse extraños rechinidos en las calladas noches. Casi siempre ocurría en la madrugada, cuando la gente dormía como un tronco. A veces, algunas personas despertaban asustadas al escuchar aullar los perros. Se rumoreaba que esos raros ruidajes, los producían unas misteriosas carretas que cargaban grandes tesoros.
Unos contaban que, en esas cajas rodantes viajaban los trabajadores de las minas. Otros sostenían que allí, iban hombres que habían querido escapar sin lograrlo. Después la historia agarró por derroteros diferentes, hasta convertirse en un relato inquietante. Empezó a hablarse de La Carreta Embrujada que estaba repleta de muertos.
Así nació La Carretanagua; un relato que está cargado de supersticiones, donde quizá se conjuga la realidad y la fantasía. Resultaría imposible averiguar, si dicha crónica es verdadera o queda en simple falacia. Sólo puede decirse que, hoy en día esta escalofriante historia viene siendo una popular leyenda de Nicaragua.
Leyenda de la Carretanagua
Eran tiempos infaustos, cuando el dominio español estaba en su apogeo; una época difícil para los pobladores originales de Nicaragua. En ese entonces, comenzaron a pasar eventos sobrenaturales que darían origen a la historia de la Carreta Nagua. Los abuelos contaban que, tales hechos acaecieron en las antiguas comunidades Chinandeganas.
Hace muchísimos años, empezó a circular una siniestra carreta en las calles solitarias de los pueblos nahuas. Esto sucedía en las primeras horas de la madrugada, cuando el silencio y la oscuridad abrazaban la noche. Era un vehículo desvencijado que aparecía de la nada, esa espectral presencia a varios horrorizó.
Entre la una y tres de la mañana, terminaba aquella tranquilidad; porque unos ruidos endemoniados brotaban de repente. Se oían traqueteos y crujidos espantosos, esto le erizaba la piel a cualquiera. Luego de las sombras emergía La Carreta Nagua, un cajón infernal con ruedas deformes que dejaba escapar chirridos espeluznantes.
Se trataba de un destartalado carro que estaba cubierto con una tolda. Iba conducido por la muerte, quien portaba en el hombro izquierdo la guadaña. La quirina arreaba dos escuálidos toros que tiraban al fantasmal vehículo. Uno de los animales era oscuro como la noche, el otro de color overo.
Lo más aterrador es que La Carreta Nagua, iba cargada de figuras esqueléticas que soltaban hórridos alaridos. Cuentan que a veces, les entregaban a los curiosos candelas encendidas que al apagarse se convertían en huesos. Algunos aseguraban que esos muertos, eran ánimas que la parca llevaba hasta el mundo inmaterial.
Cuando La Carretanagua pasaba, quienes osaban verla quedaban alienados para siempre. Después avanzaba para perderse más tarde entre las penumbras; decían que al llegar a la esquina de alguna calle desaparecía. Se cree que esa manifestación nocturna presagiaba desgracia. La única verdad es que, de la muerte nadie podrá escapar.