Las creencias en las civilizaciones mesoamericanas estaban muy apegadas al politeísmo. Esas antiguas costumbres existían antes de la conquista española, pero luego fueron extinguiéndose. Los colonizadores propagaron en El Nuevo Mundo la doctrina católica y con ello, aparecieron otras tradiciones. La historia de La Chorca es producto de tal sincretismo.
Los primeros relatos que dieron origen a la Leyenda de La Chorca comenzaron a escucharse en tiempos precolombinos. En ellos se hablaba de un nefasto ser, que acostumbraba alimentarse con sangre de los recién nacidos. Al incorporar nuevas ideologías religiosas, surgieron los rumores de que era algún aliado del demonio.
En aquella época, las personas veneraban a diferentes deidades sin tener conocimiento del Dios cristiano. Entonces empezó a decirse que, eso sucedía porque los bebés no eran bautizados. Así, esta leyenda hondureña fincó sus bases y comenzó a esparcirse a otros lugares. Sobre este raro espécimen girará la presente historia.
CONTENIDO
La Chorca
Desde el pasado, la humanidad ha repudiado a las hechiceras por adorar a satanás. Se pensaba que podían transmutar en grotescas criaturas que eran de mal augurio. Existe la creencia de que tales seres provocan terribles desventuras. La única forma de menguar sus conjuros es con la protección de Dios.
Hace mucho se tiene la superstición de que, estos engendros del diablo merodean por los pueblos en busca de infantes. Los abuelos contaban que en las aldeas no cristianizadas los niños expiraban de forma muy extraña. A veces desaparecían misteriosamente o quedaban exánimes, sin entender la causa de su muerte.
Fue cuando corrieron las habladurías de que La Chorca era la culpable de esa atrocidad. Se trataba de algún ente demoniaco que surcaba por los aires en las noches de oscuridad. Lo describían como un ser alado, de nariz prominente; una especie de ave gigante que ululaba de manera horripilante.
Los perros ladraban nerviosos cuando sentían aquella presencia infernal. La gente decía que se trataba de una bruja que chupaba la vida de los neonatos. La extraía por medio del ombligo o la mollera; dejando a los inocentes sin aliento. Así podía desafiar al tiempo, logrando conservarse joven para siempre.
Llegó a insinuarse que un vampiro andaba rondando por esos lados. Otros sostenían que, era alguna señora que al caer la noche se transformaba en mujer lechuza. Quienes la vieron de día, mencionaron que tenía apariencia humana. También que vivía en una choza destartalada que estaba muy apartada del pueblo.
Todas esas murmuraciones trascendieron con el tiempo y así nació la Historia de La Chorca. Dicha crónica trata de una entidad que acecha por las tierras catrachas. En México y Colombia también existen relatos que hablan de ella. Pero esta vez, abordaremos los hechos que originaron la leyenda de honduras.
Leyenda de La Chorca
Un hombre bajó por la ladera arreando a sus burros cargados de leña. La jornada había sido muy dura y se le veía algo fatigado. Estaba sediento y ansiaba llegar en cuanto antes a su hogar. De pronto, divisó aquella humilde casita en donde alcanzó a distinguir una escuálida figura.
Al encontrarse cerca de ese lugar, vio a la mujer que estaba lavando. Era joven y delgada, tenía una agradable sonrisa que adornaba a su bello rostro. Cuando el leñador la miró se sintió turbado, pero unos ladridos lo volvieron a la realidad; no entendía el comportamiento de su perro.
El campesino se disculpó por el animal y pidió que le regalara agua para beber. Luego prosiguió su camino mostrándose muy agradecido con la desconocida. Mientras avanzaba rememoró que la gente aseguraba que esa extraña dama practicaba la brujería. Decían que tiempo atrás, había quedado viuda y que nunca envejecía.
Pensaba que eran puros cuentos sin algún fundamento. Apresuró el paso porque su esposa estaba a punto de alumbrar. Cuando llegó supo que su retoño ya había llegado a este mundo y lo invadió la felicidad. La madre le recordó que debía buscar un sacerdote para bautizar al recién nacido.
En cuanto pudo marchó a la iglesia, pero le informaron que el párroco andaba fuera del pueblo. Sintió algo de miedo por la vieja superstición que circulaba. Los relatos antiguos referían que los bebés sin bautismo corrían demasiado peligro. Al parecer La Chorca era una criatura nocturna que los mataba.
Cuando regresó con su familia, la comadrona confirmó dicha historia. Esa noche notó que el guardián de la casa ladraba muy inquieto en el corral. Entonces comprendió que la cosa espantosa andaba por ahí. Minutos después, oyó un horrendo silbido que lo puso alerta, presentía que había llegado la intrusa.
Historia de la Mujer Lechuza
Cogió la honda para ahuyentar a la forma monstruosa que ya se acercaba. Las mujeres oraban asustadas, mientras el perro aullaba como si viera figuras espectrales. Era ese engendro del averno que había sembrado el terror desde tiempos ancestrales. Esa noche, aquel hombre enfrentaría con gran valentía a La Chorca.
Para ello, lanzó una piedra que impactó en la cabeza del raro ser. Advirtió que la mujer lechuza chillaba de dolor. Estaba seguro que el extraño pajarraco iba herido porque volaba con mucha dificultad. Intentó seguirlo, pues deseaba mandarlo al infierno; pero se esfumó entre las sombras de la noche.
Al despuntar el alba se enfiló rumbo a la montaña para ir a trabajar. En su mente aún quedaban recuerdos espeluznantes del día anterior. Ahora si creía que La Leyenda de La Chorca era verdadera. Quería volver temprano, pues debía proteger a su hijo de la maldad que los acechaba.
Más tarde, retornó con sus borricos cargados y caminó hasta una solitaria cabaña. Era donde vivía la misteriosa mujer que le había brindado un vaso de agua. Como no la encontró afuera, tocó la puerta de aquella vivienda. Quería regalarle algunos troncos por agradecimiento; pero ella se negó a salir.
El perro aruñó con impaciencia las tablas, hasta que la puerta cedió desvelando una figura grotesca. El leñador descubrió en el interior a la repugnante anciana. Se percató del gran moratón que tenía en el ojo. Supo entonces que aquella vieja maldita, era La Chorca que atacaba a los pequeños.
El fiero animal persiguió a la bruja hasta atraparla de una pierna. Así el campirano logró decapitarla con su machete. Luego llevó esa cabeza a la parroquia para rociarla de agua bendita. Los cuartuchos donde vivía pronto quedaron reducidos a ceniza. Pero dicen, que todavía hay muchas Chorcas que exterminar.