El Virreinato de Nueva Granada fue testigo de cómo empezó a gestarse la Historia de La Sayona. Transcurrían tiempos coloniales cuando por esas latitudes, eran comunes los cotilleos sobre esta siniestra aparición. Al paso de los años, tales habladurías se convertirían en una popular leyenda venezolana que cobró gran relevancia.
La Leyenda de La Sayona es un escabroso relato que surgió en el norte de Sudamérica. Se desperdigó por los llanos de Venezuela; hasta rebasar otras fronteras. Desde hace algunos siglos comenzó a compartirse esta trepidante historia; y todavía, sigue causando sensaciones amargas que conducen a un abismo de horror.
La versión más conocida, es la Leyenda de Venezuela que tuvo origen en la época de la Conquista. Existen relatos similares que circulan en Colombia y México. Sin embargo, los hechos que van a contarse ocurrieron en las regiones llaneras de la antigua Tierra de Gracia; toca conocer la historia.
CONTENIDO
La Sayona
Las leyendas llaneras venezolanas fueron extendiéndose por toda Latinoamérica y varias partes del mundo. Quizás se deba a su antigüedad, pues nacieron en aquellos tiempos donde hubo amalgama de diversas culturas. Lo anterior sirvió para que, aparecieran otras costumbres y tradiciones que irían nutriendo a nuevas historias como La Sayona.
Los llaneros han oído hablar de esa entidad desde hace muchísimos años. Saben que es un espíritu añejo que anda errante por las sabanas y montes de Venezuela. Los ancianos dicen que pena entre las tinieblas. Tal vez sea el fantasma de alguien que no logró encontrar la luz perpetua.
Ciertos viajeros nocturnos sostienen que, es alguna dama de blanco que vaga por los caminos. Hay quienes se atreven a mencionar que parece un ser celestial; porque posee una gran belleza que puede arrobar a cualquier hombre. Pero ignoran que la angelical presencia, no pertenece al mundo de los vivos.
A La Sayona la persigue una horrible maldición que durará toda la eternidad. Tiene apariencia de mujer hermosa que busca engatusar a los libertinos. A veces se convierte en perro o lobo, usa las formas caninas para atacar a la gente. Es un ente macabro que profiere alaridos de ultratumba.
Otros afirman que esa criatura disforme podría horrorizar a cualquiera. Con su rostro cadavérico y putrefacto sería capaz de amilanar a quien se cree valiente. Muestra dientes muy puntiagudos, como si hubiese llegado desde el más recóndito averno. Un ser repugnante que le teme a las cruces de palma bendecidas.
Esa clase de detalles cuenta la gente en reuniones y veladas; quizá puedan parecer una mera patraña. Pero tales murmuraciones tienen algún sustento real, por ello se sospecha que La Leyenda de La Sayona es verdadera. En el siguiente relato van a narrarse los sucesos que originaron a esta historia.
Historia de Casilda
En un poblado de los llanos venezolanos vivía Casilda, una mujer que desde muy pequeña mostró raros comportamientos. Siempre tuvo la suerte de ser agraciada; pues era dueña de grandes encantos. Su beldad despertaba suspiros masculinos que estaban cargados de emociones negativas; algo que la encaminaría hacia un cruel destino.
La muchacha, tenía una linda cabellera negra que adornaba a su exquisita figura. Varios soñaban con gozarla; pero sólo a uno le entregó el amor. Después de contraer nupcias Dios los bendijo dándoles un bebé. Creían que llegaba la luz a sus vidas, sin imaginar que se cernía la oscuridad.
Parecía que en aquel lugar campestre imperaba la tranquilidad. La realidad era muy distinta, ya que los chismes y envidias pululaban como plagas sin control. La felicidad suele incomodar a los perdedores y casi siempre atacan por la espalda. Alguien de manera subrepticia se preparaba para dar una estocada mortal.
Cierto día, Casilda se dirigió rumbo al río donde acostumbraba bañarse. Estaba contenta porque tenía una linda familia: el compañero de sus sueños y ese niño a quien tanto adoraba. Mientras refrescaba su cuerpo, el sol rutilaba en las alturas. No sabía que un extraño, a escondidas la observaba fascinado.
De repente la intuición le susurró que la espiaban y entonces sus sentidos se avisparon. Pronto descubriría al infame intruso que la veía con lascivia. Era un antiguo pretendiente que aún la asediaba, sin preocuparle que fuera ajena. No permitiría que aquel pervertido la ofendiera de una forma tan obscena.
El libidinoso advirtió que venían los reclamos y decidió liberar el veneno de sus entrañas. «Sólo vine a decirte que tu marido te traiciona con tu madre» dijo aparentando ingenuidad. Las arteras palabras partieron el corazón de Casilda y en su rostro se asomó la decepción; el ardid había funcionado.
Leyenda de La Sayona
Cuando los celos ofuscan los sentimientos, pueden perturbar la mente de quien sea. Eso estaba pasando con aquella mujer que corría como si fuera endemoniada. El malvado hombre la vio alejarse rumbo al poblado y una sonrisa aviesa se dibujó en su semblante; era momento de cobrarse todos los desplantes.
Siempre había sido demasiado posesiva; pero ese día, sus inseguridades le harían perder la cordura. Al llegar a su vivienda derramó combustible y luego prendió fuego. Las ardientes llamas rodearon el inmueble y de adentro escaparon espantosos alaridos; era su hijo y el esposo que ya agonizaban en aquel infierno.
Después anduvo hacia una humilde morada para finiquitar la venganza. Cuando entró en la vieja choza agarró un cuchillo y se abalanzó contra su mamá. La malhadada señora cayó al suelo sin comprender el porqué del agravio. Los borbotones color bermellón le hicieron comprender que muy pronto dejaría de existir.
«Esto es por meterte con mi marido» espetó Casilda. La moribunda sintiendo que las fuerzas le abandonaban gimoteó: «Son mentiras y hoy te maldigo Sayona, vagarás en la eternidad por matar a tu propia madre. Enseguida la muerte la abrazó sonriente, para llevarla hasta el lugar de donde nadie retorna.
Los días pasaron y nada volvió a saberse de la desquiciada mujer. Al parecer se suicidó después de cometer el matricidio. También aseguran que acabó arrojándose a un despeñadero para expiar sus pecados. Desde esa vez, La Sayona, persigue a los hombres infieles por los Llanos de Venezuela y Colombia.
Por las tierras colombianas algunos le dicen La Sarona. A dicho espíritu Dios lo condenó a penar porque irrespetó a un sacerdote. En México es conocida como La Sallana, sobre ella cuentan una historia semejante a la versión venezolana. Si encuentras a ese monstruoso espectro, quizá nunca vuelvas a respirar.