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Leyenda del Árbol del Vampiro

El Árbol del Vampiro - Leyenda de Guadalajara Jalisco

Hay historias de miedo muy antiguas que, a veces, pueden resultar inverosímiles. En ellas se describen hechos tan increíbles que parecen sacados de un cuento de terror. Pero también tienen elementos reales que las alejan de una simple invención. Este es el caso de la leyenda El Árbol del Vampiro.

El Árbol del Vampiro es una leyenda de Guadalajara que se originó hace muchísimos años. Algunos la ubican allá por 1840. La historia más conocida menciona que sucedió a finales del siglo XIX, para ser exactos en 1880. Es un relato que, tal vez, haya ido cambiando con el tiempo.

Esta crónica rescata una de las leyendas de Jalisco más conocidas, que forma parte del folclor mexicano. Los hechos que en ella se comparten propiciaron que la misma gente la difundiera hasta volverla famosa. Quizá se deba al terrible protagonista: un oscuro ser, sobre el cual gira la siguiente historia.

El Árbol del Vampiro

En la versión más popular se cuenta que todo inició en la antigua Guadalajara, un lugar todavía pequeño, con características rurales. Era el año 1880 y reinaba la tranquilidad; la gente no estaba acostumbrada al desorden, mucho menos a que sucedieran cosas sin explicación alguna, como lo que pasaría después.

Se dice que a la región llegó un desconocido, un europeo millonario que adquirió una propiedad valiosa en los alrededores. Se rumoraba que era un conde, un hombre de alta alcurnia, muy solitario y huraño. Alguien de raros comportamientos, que vestía de negro; un personaje bastante peculiar de hábitos nocturnos.

Por ese tiempo empezaron a ocurrir eventos inusuales que despertaron la preocupación de los pueblerinos. La paz se desvaneció y los lugareños no entendían lo que estaba pasando. Al encontrarse algunos cuerpos exánimes, los azotó el temor y la incertidumbre, pues eran restos de animales sin una gota de sangre.

Todos los días encontraban varios perros y gatos muertos. Lo más sorprendente fue que aparecían totalmente drenados y con dos pequeñas perforaciones en su cuerpo. Al principio se pensó que una rara enfermedad acababa con los pobres animales, pero después los acontecimientos tomaron un giro distinto: se presentaron episodios aterradores.

Primero comenzaron a esfumarse los indigentes; después, otras personas que tenían familia. Con ello se terminó la paz y surgió la sospecha de que una criatura perversa acechaba por aquellos lares. Pero todavía faltaba más, pues en cierta ocasión descubrieron algo que los dejó helados: el cuerpo de un humano.

En el cuello del cadáver pudieron apreciarse dos extraños orificios, de los cuales ya no escurría ningún líquido escarlata. Tal incidente desató el pánico. Entonces el terror se apoderó de los lugareños, porque recordaron al fuereño. Presentían que, en esos rumbos, rondaba un vampiro que exterminaba a sus seres cercanos.

El Vampiro de Guadalajara

Se creía que aquel hombre de modales raros era el culpable de esas horrendas muertes. Unos sostenían que se trataba de un personaje siniestro, que deambulaba por los callejones en la oscuridad de la noche. Aseguraban que ya lo habían visto realizando actos turbios. Cada indicio señalaba al malvado extranjero.

Las murmuraciones se extendieron por todo Guadalajara, incluso en rancherías aledañas. Entonces, los pobladores se reunieron en busca de una solución. Se acordó vigilar al hombre de negro, y se formaron cuadrillas para seguir de cerca al intruso. La cacería había empezado; pronto conocerían la verdad, algo que ya imaginaban.

Un día, casi al amanecer, se escuchó un chillido que fue apagándose lentamente. Era un alarido que anunciaba fatalidad y desgracia; provenía de alguien que se había topado con el horripilante monstruo. Una criatura demoníaca que se movía entre las sombras. Ésta le robaba el último aliento de su vida.

De inmediato la gente lo acorraló, y se vio perdido. Se asombraron al reconocer la figura aviesa del excéntrico millonario. Habían acertado: ahora se sabía que aquel tipo era El Vampiro de Guadalajara, ese que estaba sembrando el pánico en la región; un muerto que se alimentaba de los vivos.

De pronto, alguien propuso quemarlo y clavarle una estaca en el corazón. Algunos opinaron que debían decapitarlo y enterrarlo en un pozo profundo, de donde ya nunca saliera. En las historias de terror se decía que ese tipo de engendros, a veces, regresaban del más allá para continuar haciendo daño.

De un Camichín sacaron una vara puntiaguda, y enseguida la hundieron con fuerza en el pecho del forastero. Así pagaría por todas sus fechorías. Después le cercenaron la cabeza y lo sepultaron en el Panteón de Belén. Sobre su tumba colocaron una pesada lápida, sellando su condena en el inframundo.

Leyenda del Árbol del Vampiro

En un tiempo trascendió que, en el Panteón de Belén, de Guadalajara, se hallaba la tumba del vampiro. Supuestamente, allí estaba enterrado un nefasto ser que solía alimentarse de sangre humana. Fueron tejiéndose historias inquietantes, que el mismo vulgo difundió, y así se extendió la existencia de esa macabra aberración.

Luego de transcurrir varios años, un suceso insólito se presentó; el raro percance turbó a los parroquianos. En aquella tumba maldita, la losa comenzó a resquebrajarse, y desde las profundidades emergió algo que horrorizó a muchos. Unos llegaron a pensar que el vampiro había despertado y quería salir para vengarse.

La gente advirtió que se trataba de un pequeño brote y, para sorpresa de todos, comprobaron que era una planta de Camichín. Así se confirmaba la historia del vampiro de la que tanto se hablaba, un relato que, con el tiempo, se convertiría en una leyenda de Jalisco muy famosa.

Narra que, en una tumba del Panteón de Belén, fue enterrado el vampiro de Guadalajara: un ser nefario al que se le atravesó el corazón con un palo. Años después, aquella estaca retoñó y sus renuevos rompieron la pesada lápida, hasta formar un portentoso árbol que aún hoy causa terror.

Es conocido como el Árbol del Vampiro, y sobre él circulan diversos relatos escalofriantes. Historias que, a más de uno, le han parecido demasiado perturbadoras. En una de ellas se afirma que, cuando esa misteriosa planta muera, la malévola entidad regresará… y esta vez no tendrá piedad de la humanidad.

Ciertas versiones de la leyenda del Árbol del Vampiro mencionan que, en las ramas de esa vetusta planta, han visto brotar sangre. También dicen que, en las noches, se escuchan horripilantes alaridos. Quizá, en esas señales, se nos anuncia que muy pronto alguien retornará del más allá. ¡Debemos estar alertas!